Un adepto de la Ciencia Cristiana es la persona que acepta y practica la Ciencia Cristiana como su religión. Mary Baker Eddy, la fundadora de esta religión, dio la siguiente definición de la Ciencia Cristiana: "Es la ley de Dios, la ley del bien, interpretando y demostrando el Principio divino y el gobierno de armonía universal."
Fue en 1892 que la señora Mary Baker Eddy fundó en la ciudad de Boston, Estado de Massachusetts, en los Estados Unidos, la Iglesia de Cristo, Científica. Esta es considerada como la Iglesia Madre, a la cual todos los creyentes de la Ciencia Cristiana pertenecen en calidad de miembros. La señora Baker Eddy hizo hincapié en la sanidad cuando dijo que esta era "una iglesia designada a conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro, la cual debe reintegrar el cristianismo primitivo y su elemento perdido de sanidad". De manera que un seguidor de esta iglesia es aquel que acepta y practica la enseñanza de esta iglesia, tal como interpretan ellos que se halla ésta en la Biblia y en el texto de la Ciencia Cristiana, o sea, el libro de La Ciencia y la Salud con Clave de las Escrituras. Este fue escrito por la señora Baker Eddy, y los de la Ciencia Cristiana lo consideran como de inspiración divina y sin errores y, de consiguiente, como la autoridad final.
La señora Baker Eddy, antes de fundar su nueva religión, había pertenecido a la denominación Congregacional, y en general, la mayoría de sus seguidores han pertenecido también a diferentes iglesias o congregaciones. Por toda su vida, ella fue una estudiante de la Biblia y reclamó haber descubierto en las Escrituras lo que consideró una ciencia divina, la Ciencia de Cristo. Interpretó a esta Ciencia como el Consolador que Jesús prometió. Ella murió en el año 1910.
En las congregaciones de la Ciencia Cristiana no hay pastores ni otros "oficiales" como los hay en las denominaciones religiosas tradicionales, sino solamente "lectores" y "practicantes". Sus servicios religiosos son sencillos; los celebran los domingos y éstos consisten de una lectura en voz alta hecha de pasajes de la Biblia y partes del libro Ciencia y Salud. Dos lectores se alternan en hacer dicha lectura, los cuales son elegidos por los miembros locales. El "practicante" es uno que ora por los que piden oraciones a favor de ellos, y para serlo, la Iglesia Madre de Boston debe dar su aprobación "oficial".
La explicación que dan respecto del significado del nombre Ciencia Cristiana es la siguiente: Es "cristiana" porque la iglesia se basa en la vida y las enseñanzas de Jesucristo, quien les hizo a sus seguidores la promesa de que en todos los tiempos ellos debían sanar a los enfermos en su nombre. Es "ciencia", o científica, porque revela a Dios como el Principio divino de todo lo que realmente es, y porque muestra cómo la bondad infinita, el poder y el amor de Dios pueden demostrarse en todas las fases de la vida humana. Cristo hace claro el significado espiritual de las Santas Escrituras. Los adherentes de esta religión deben ser activos en obedecer todos los mandamientos de Jesús, incluyendo el de sanar a los enfermos.
La Ciencia Cristiana es un sistema de interpretación de las Escrituras en el que pone énfasis en la sanidad o la salud. Como principio filosófico que sirve de base a la curación o la salud está la negación que ellos hacen de la realidad física. La Ciencia Cristiana proclama que no hay enfermedad, dolor, pecado,
materia ni muerte. Estas cosas son producto de la imaginación, son puras ilusiones inexistentes en la realidad. La premisa fundamental de la Ciencia Cristiana es esta: Dios es la mente divina, la fuente y la substancia del verdadero ser del hombre. La mente o el espíritu es causa; el hombre y el universo son efectos. La materia es sólo un falso sentido de la substancia. La victoria auténtica que deviene en salud consiste en entender que todo es falso y aparente y que sólo lo espiritual es lo real, lo verdadero.
Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor son sinónimos de Dios, y el hombre es manifestación de todo eso. Que el hombre enferma, se equivoca y peca es una mentira, un producto de la mente carnal o mortal. La salvación viene a ser que el hombre reclame su real identidad. Ellos, pues, enseñan que Dios es un Principio, no una persona. No hay tal cosa como deidad personal, un diablo personal o un hombre personal.
El hombre fue y es la idea de Dios, la concepción de la Mente eterna. El hombre estaba eternalmente en la Mente; pero la Mente no estaba en el hombre. Todo es mente, la materia no es sino una suposición, un sueño sin soñador. Cualquier cosa que apele al sentido mortal es sólo un sueño. La muerte no es sino una ilusión. En una palabra, no hay muerte.
Todo y lo único que existe es la Mente divina, y el hombre es la expresión de la mente. El Espíritu es tierno y real; la materia, como una ilusión irreal, está sujeta al decaimiento y a la disolución. El hombre, como la idea y la imagen de Dios, es inmortal, perfecto, totalmente bueno, y no puede ser tocado o manchado por el mal porque la mente expresa a Dios.
La salud es una realidad espiritual y, como tal, es eterna. La enfermedad es sólo un aspecto de la falsedad. Para la Ciencia Cristiana, la oración es científica y logra la salud. La salvación consiste en ser uno salvo de las ilusiones y los engaños del sentido mortal, es decir, de sentir uno que puede enfermar y morir.
Ellos aceptan la divinidad de Cristo, pero sólo en el sentido de que él fue el Hijo de Dios; y su misión consistió en redimir a la humanidad de la creencia en la mortalidad, demostrándole al hombre que su verdadera naturaleza es espiritual. Jesús no hizo milagros, sino que él hizo aplicación de la ley natural espiritual.
Para ellos, la Trinidad es que Vida, Verdad y Amor son "el Principio trino llamado Dios". El hombre es, realmente, sin pecado y libre. El pecado es la creencia en la existencia real de una mente o de mentes aparte de la Mente divina, Dios. Esta es la "mente carnal" de que habla el apóstol Pablo. "Si una persona acepta la mente carnal, sus pecados aparecerán ser sus pecados, y su sufrimiento aparecerá ser su sufrimiento."
Ellos creen en el cielo y el infierno, pero no geográficamente. La señora Baker Eddy dijo: "El pecador hace su propio infierno al hacer el mal, y el santo su propio cielo al hacer el bien."
Los de la Ciencia Cristiana creen que el decaimiento y la destrucción pueden ser detenidos mediante la plena realización de la verdad divina. En otras palabras, la inmortalidad puede alcanzarse a través del mejoramiento progresivo del entendimiento espiritual de uno.