Los Testigos de Jehová constituyen un interesante fenómeno religioso relativamente moderno y por tal nombre se les conoce mundialmente. Carlos T. Russell y el juez José Franklin Ruther-ford son los fundadores de este movimiento religioso, cuyo nacimiento legal tuvo lugar en 1884.
Desde su génesis histórica, que fue en 1872 cuando Russell logró reunir a un reducido grupo de seguidores en un pequeño pueblo de Pennsylvania, la secta ha tenido diferentes nombres, tales como Aurora del Milenio, Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, la Sociedad Bíblica de Tratados, la Torre del Vigía y, por muchos años la gente los llamaba Ruselistas. Fue el 9 de octubre de 1931, en una Convención que celebraron en Columbus, Ohio, Estados Unidos, que el juez Rutherford expresó haber tenido una revelación y acordaron llamarse los Testigos de Jehová, si bien algún tiempo después la organización adoptó el nombre de Sociedad del Nuevo Mundo. Afirman haber tomado el nombre con el que son universalmente conocidos, del versículo 12 de Isaías capítulo 43, que dice^: "Vosotros, pues sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios." Se basan también en Apocalipsis 3:14, donde dice: "He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto . . .", siendo en este pasaje Jesucristo "el testigo fiel y verdadero". Luego en Hechos 1:8, donde Jesucristo les dijo a sus discípulos: "Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría, y hasta lo último de la tierra." De esta manera, ellos le dan un apoyo bíblico a su nombre de organización y, al mismo tiempo, dicho nombre expresa también su misión y función principales, la de ser los testigos de Jehová para anunciar y establecer su reino sobre la tierra.
Tres han sido los líderes principales que han tenido los Testigos de Jehová: Carlos T. Russell, José Franklin Rutherford y Natán H. Knorr. Russell fue un hombre controversial, de vida un poco tortuosa, sumamente hábil en las finanzas y quien tuvo frecuentes problemas con la justicia; era egocéntrico y arrogante. Consideró a Guillermo Miller, el fundador del Adventismo, como su maestro en cuestiones religiosas y de él adquirió su marcado interés en los estudios proféticos y en los relativos al establecimiento del reino milenario.
Por su parte, el juez Rutherford, su sucesor, mostró gran capacidad como organizador y, sobre todo, fue un escritor prolífico y de quien se dice que escribía un libro por año. A la muerte de Russell, Rutherford fue nombrado, el 6 de enero de 1917 en Nueva York, como presidente de la Torre del Vigía y de la Sociedad de Tratados. Durante la administración de Natán H. Knorr, la producción literaria de la Planta Central de Imprenta que los Testigos tienen en la ciudad de Brooklyn, Nueva York, ha sido enorme y en muchos idiomas. Sus revistas y libros no llevan nombre de autor, sino solamente los derechos literarios de la Sociedad Bíblica de Tratados de la Torre del Vigía.
Publican numerosos folletos, pero sus publicaciones quincenales son las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, en las que anuncian el reino de Jehová. Sea Dios Veraz es uno de sus libros más importantes, cuyas varias ediciones alcanzan la cifra de varios millones de ejemplares. Además, los testigos han hecho su propia versión o traducción de la Biblia, que ellos llaman Traducción Nuevo Mundo, versión en la que es evidente que han adaptado muchos pasajes a sus propias interpretaciones doctrinales.
Los Testigos de Jehová se distinguen por ser trabajadores celosos, propagandistas insistentes y aferrados a sus posiciones bíblico-doctrinales. Hacen hincapié en la preparación que reci-
ben, de capacitación para su labor de visitar casa por casa, instando a todas las personas a que ingresen en el Reino de Jehová mediante el estudio de la Biblia, la obediencia a Jehová y la divulgación del anuncio del reino milenario. Como táctica, en sus visitas evitan entrar en discusión, proponiéndose únicamente conseguir oyentes y hogares que les permitan dar estudios regulares. No conservan registro de los miembros de sus congregaciones ni levantan censos de asistencia. No tienen templos propiamente dichos, se reúnen en salones o auditorios a los cuales llaman "Salón del Reino". Es una secta que, gracias a sus esfuerzos y a su distribución de la página impresa, ha experimentado un crecimiento numérico asombroso. En el presente, se consideran como los últimos en una larga lista de siervos de Dios.
Los Testigos de Jehová no tienen credo alguno. Siguen la Biblia de principio a fin, porque la consideran ser enteramente consistente y práctica para el día actual.
Su doctrina principal y alrededor de la cual giran las otras doctrinas, es que Jehová es el único verdadero Dios. Satanás ha desafiado a Jehová, y él es el que causó la rebelión de nuestros primeros padres en el huerto de Edén, y el que pone a prueba la integridad de todos los hombres, como en el caso de Job. La tarea principal de Jehová Dios es la de vindicar su supremacía. Para cumplir con este propósito, Jehová envió a Jesús al mundo para dos cosas: proveer un sacrificio de rescate y sentar el fundamento para el gobierno y el nuevo sistema de cosas de Jehová Dios.
El mal es algo que Jehová no lo va a tolerar para siempre. Cristo asumió el poder en el cielo, como Rey, y esto significó el principio del fin de Satanás, lo cual ocurrió en 1914, fecha en que estalló la Primera Guerra Mundial. Cristo expulsó del cielo a Satanás, enviándolo a la tierra. Todas las dificultades y los grandes problemas de la humanidad tienen su comienzo con la llegada de Satanás a la tierra. La historia del hombre se puede resumir en el perenne conflicto entre Satanás y Cristo, entre el mal y el bien. Todo este sistema de cosas, sin embargo, se encamina hacia su climax, hacia su final, el cual tendrá lugar en la gran batalla de Jehová Dios, el Armagedón. En el Armagedón, Satanás y su mundo o sistema serán completamente destruidos y, por tanto, el nombre de Jehová será vindicado. Esto significará el comienzo del reino milenario de Cristo.
Cristo está ahora en su segunda presencia y nunca será visible a los humanos. Los eventos mundiales ocurridos a partir de 1914 son el cumplimiento de los anuncios proféticos de Mateo capítulo
Los deberes de los cristianos se reducen a ser fieles a Jehová, a anunciar el reino del Rey Cristo y a ayudar a la gente a encontrar el camino del servicio piadoso y de vida eterna. Los fieles Testigos de Jehová se salvarán de la destrucción del Armagedón y habitarán la tierra nueva en paz y felicidad.
En comparación con las doctrinas de las iglesias cristianas evangélicas, el sistema de doctrinas de los Testigos de Jehová rechaza categóricamente, catalogándolas como antibíblicas, los siguientes postulados fundamentales de la tradicional fe cristiana: la Santísima Trinidad, la divinidad de Jesucristo, la deidad y personalidad del Espíritu Santo, la resurrección corporal y la segunda venida visible y gloriosa de Jesucristo, el alma o espíritu como algo distinto del cuerpo, el infierno o castigo cierno.
Respecto de las anteriores seis doctrinas cristianas mencionadas, los Testigos de Jehová hacen las siguientes afirmaciones:
La Trinidad es de origen pagano, específicamente babilónico. La palabra "trinidad" no aparece en la Biblia, y ésta establece que Dios es uno. La idea de "tres dioses" (como interpretan ellos esta creencia) les parece completamente absurda.
Jesucristo fue la primera criatura creada por Jehová Dios. El es un hijo de Dios, pero no es Dios. El no es eterno ni omnipotente; tampoco es el Salvador de todos los hombres. Es la criatura más exaltada.
El Espíritu Santo es la "fuerza activa de Dios". No es una persona.
Cristo murió como un cuerpo humano, y "resucitó" como una poderosa criatura espiritual.
El cuerpo es el alma; Adán vino a ser "un alma viviente".
El sepulcro es el infierno. Para los que no son Testigos de Jehová, la muerte es el fin de todo.
Además, entre las otras particularidades de esta secta están las siguientes: se consideran "objetores de conciencia" en lo que respecta a ser conscriptos en el ejército para la guerra; se niegan a la práctica del saludo a la bandera; no permiten en sus enfermos la transfusión de sangre; y se abstienen de participar activamente en la política. Atacan, como instituciones pervertidas, según ellos, a los gobiernos, a las iglesias o la cristiandad y al comercio. Reconocen, sin embargo, la existencia del gobierno, sin el cual reinaría el caos. Los gobiernos terrenales tienen el derecho de hacer leyes para regular la moral, proteger a las personas y la propiedad y mantener el orden público. Ellos obedecen estas leyes, sólo si están de acuerdo con las leyes de Dios.
No están de acuerdo con el homosexualismo, el divorcio (salvo en casos de infidelidad conyugal) ni el aborto. Su "religión" es la única verdadera.