Evangelio de Judas, la intolerancia de la fe -

Original: http://www.eluniversal.com.mx/articulos/30518.html

Eloy Martínez Rojas

El Universal
Sábado 15 de abril de 2006

Siempre me ha impresionado cómo los seres humanos hemos antropomorfizado nuestra relación con la naturaleza, ya sea a través de las formas de pensamiento totémico en la prehistoria, como a través de la religión en todas la civilizaciones pasadas y presentes.

Animales, montañas y astros pasaron a ser símbolos de dioses y diosas en la naturaleza, que fueron sustituidos por deidades monoteistas, primero en Egipto y posteriormente en Medio Oriente.

Antes del surgimiento del concepto de un solo Dios omnipotente, la mayoría de las sociedades politeístas, entendían muy bien la relación entre algún dios representativo de algún elemento de la naturaleza y los ciclos en ella.

Así por ejemplo, durante el equinoccio de primavera muchas culturas eran conscientes de que el movimiento del Dios sol en el cielo, desplazándose en ciertas zonas del cielo, se traduciría en un cambio estacional.

En contraste, tradiciones religiosas como la judeocristiana, borraron sistemáticamente toda huella de este tipo de interpretación religiosa a la que identificaron con paganismo, por una visión metafísica, separada de los fenómenos naturales atribuidos a los dioses.

En el cristianismo uno de estos símbolos mitológicos alrededor de los cuales gira esta religión es Cristo. Su aparición (no probada históricamente) hace 2000 años, daría origen a una sólida religión, aun presente en nuestros días y que ha dado mucho de que hablar con la revelación y traducción de un nuevo evangelio apócrifo perdido atribuido a Judas Izcariote por la sociedad National Geographic.

Evangelio de intolerancia

Lo que más llamó mi atención, al respecto, fue la reacción hostil de la Iglesia católica, similar a la manifestada en otras épocas contra ideas que ponen en duda muchos de los dogmas cristianos.

En lugar de celebrar el hallazgo de un documento perdido por más de mil 800 años y cuyo contenido fue rescatado casi íntegro por especialistas, jerarcas de la iglesia, que van desde el sumo pontífice hasta algunos obispos, desdeñaron un documento que forma parte del origen mismo del cristianismo, cuando sectas como los gnósticos, escribían evangelios como el de Judas y transcribían varios pasajes del antiguo testamento que serían rescatados del mar muerto cerca de 2 mil años después.

Este rechazo, a su propia historia, refleja muy bien el conservadurismo en el que vive la Iglesia católica, pese a algunas aperturas doctrinarias, durante el periodo de Juan Pablo II, que llevaron a retirar del índice de libros prohibidos las obras de Copérnico y Galileo. Rechazando su propia historia, la Iglesia católica muestra claramente la intolerancia de la fe.