Judaismo

http://www.ucatolicamz.edu.co/mision2000/07-3Juda.htm

El Judaísmo, padre de todas las siguientes religiones monoteístas, está basado en la fe de un solo Dios. A diferencia de otras religiones, éste no está centrado en un profeta o en un salvador, sino en la idea de un pueblo elegido.

Un factor importante para entender el Hebraísmo es que éste se centra en un pueblo antes que en un individuo. Por más que Moisés, Abrahán o Isaías sean importantes, no es imposible imaginar la fe hebrea aún sin ellos. Más bien, el Hebraísmo sería inconcebible sin el pueblo hebreo, así como sería inconcebible el cristianismo sin Jesús, el Budismo sin Buda o el Islamismo sin Mahoma.

La corona de la Torá

El culto se desarrolla en la sinagoga. Algunas sinagogas de la Reforma son llamadas templos, sobre todo porque los hebreos reformados, a diferencia de los ortodoxos, no creen que el templo de Jerusalén será reconstruido en los días del Mesías y que se ofrecerán, nuevamente, sacrificios de animales, por lo cual la sinagoga ha tomado, ahora, el lugar del antiguo Templo. En la sinagoga moderna los servicios son oficiados por los rabinos y por el cantor -que lee las oraciones cantadas-, pero en la doctrina hebrea no hay nada que impida a ningún hebreo oficiar cualquier servicio, incluida la celebración religiosa del matrimonio.

El rabí no es un sacerdote. La palabra "rabí" significa "docente" o "maestro" y su función consiste en explicar la religión hebrea. Hasta el siglo catorce no han existido los rabinos de profesión; los hebreos docentes se ganaban la vida ejerciendo una profesión, por ejemplo, la de médico, y explicaban la religión hebrea en las horas libres y gratuitamente. Los rabinos del período más antiguo provenían de todas las clases sociales. Algunos eran hombres de negocios, otros artesanos, otros aun zapateros. La única cualidad requerida era el conocimiento de la Torá. Esta palabra, que significa "enseñanza", indica en primer lugar el Pentateuco, esto es, los cinco libros de Moisés, y después, por extensión, todo el complejo de la doctrina hebrea.

Los trece prinpios

El Hebraísmo no ha conocido jamás un mecanismo verdadero y propio para la formulación de los dogmas, un senado o un cuerpo de doctores hebreos representativos, encargados de decidir de manera autoritaria y categórica lo que un hebreo debe creer para ser hebreo. Sin embargo, sería equivocado concluir que el Hebraísmo no tiene dogmas y que un hebreo puede creer lo que quiera.

Examinemos los trece principios de la fe hebrea como han sido formulados por Moisés Maimónides, el hebreo más grande del Medioevo. Tales principios son los que más se acercan a una especie de catecismo hebreo. Existen otras creencias, como aquella de la elección divina de Israel, que no están incluidas entre los 13 puntos y que todavía muchos hebreos consideran básicos. Los principios de Maimónides son:

Fe en la existencia de Dios; en su unidad; en su incorporeidad; en su eternidad; la fe que necesita adorar sólo a Dios; la fe en los Profetas; que Moisés es el más grande de los profetas; que la Torá es de origen celestial; que es inmutable; la fe en el hecho de que Dios conoce las acciones de los hombres; que recompensa a los buenos y castiga a los malvados; la fe en la venida del Mesías; la fe en la resurrección de los muertos.

La profesión hebrea de fe es el shemán: "Escucha, Israel, el Señor Dios nuestro es el único Dios" (Deuteronomio 6,4). El niño hebreo aprende a recitar estos versículos apenas empieza a hablar; los hebreos devotos los recitan diariamente en la mañana y en la tarde, y los moribundos los repiten como la última afirmación de su vida.

Más allá del tiempo y del espacio

Dios está más allá del tiempo y del espacio y el universo está subordinado a él. El es trascendente e inmanente. Existe fuera del mundo y al mismo tiempo está implicado en él.

La oración y el culto van dirigidos sólo a Dios. También la oración dirigida a Dios a través de un intermediario está prohibida.

Los principios sexto, séptimo, octavo y noveno conciernen a la revelación. Parece que Maimónides haya subrayado, de manera particular, el séptimo y noveno punto en respuesta a la exigencia del cristianismo y del islamismo, los cuales sostienen que ha surgido un profeta más grande que Moisés y que el Hebraísmo, aunque una vez era válido, ahora ha sido superado. Hasta hace poco, con algunas excepciones, los doctores hebreos han afirmado que los libros de la Biblia hebrea (el Antiguo Testamento) han sido revelados al hombre por inspiración divina, si bien en diferentes niveles. Ellos afirman que el Pentateuco (la Torá verdadera y propia) ha sido dictada por Dios a Moisés y lo consideran como la palabra de Dios verdadera y propia. Los libros proféticos de la Biblia (los libros históricos, a excepción del Esdras, Nehemías y de las Crónicas) habrían sido escritos por los Profetas bajo el influjo de la profecía (un grado inferior con respecto a la inspiración concedida a Moisés), mientras los libros de los Hagiógrafos (incluidos los Salmos y los Proverbios) habrían sido fruto de un grado todavía más bajo de inspiración, como espíritu santo. Todo esto está expresado en la norma hebrea que prohibe colocar los libros Hagiógrafos por encima de los libros proféticos y estos últimos por encima de la transcripción del Pentateuco y los otros libros de la Biblia, y en segundo lugar la Torá oral o las enseñanzas que Dios habría dado a Moisés oralmente, además de las elaboraciones y de las aplicaciones que ahora se encuentran en las obras rabínicas redactadas durante los últimos cinco siglos a.C., la más importante de todas es el Talmud. Existen dos Talmud: el palestino, publicado hacia el año 400, y el Babilónico, más autoritario, publicado hacia el año 500.

Los principios décimo y undécimo (Dios conoce las acciones del hombre y las recompensa o castiga según la acción) son aceptados, en grandes líneas, por todos los hebreos religiosos aunque hay considerables diferencias de opiniones en lo que respecta a la naturaleza exacta de la divina providencia y en el modo de concebir la recompensa y el castigo. Esta doctrina significa, quizás, que Dios recompensa directamente en esta vida a aquellos que observan sus leyes y que castiga a aquellos que la transgreden, o significa que la virtud lleva consigo su propia recompensa y la falta de virtud su propio castigo? Significa que seremos premiados o castigados en la otra vida y, en tal caso, cuál es la naturaleza del paraíso y del infierno? Existe un infierno y, si es así, está concebido como un lugar o un estado de lejanía de Dios? El castigo en el infierno es eterno o limitado a un cierto período? Todas estas preguntas continúan recibiendo diferentes respuestas entre los hebreos.

 

El inicio de la redención

El duodécimo principio se refiere a la fe, muchas veces mencionada en la Biblia, según la cual vendrá el día en el cual este mundo será perfeccionado, la guerra y el odio serán desterrados de la tierra, será establecido el reino de Dios y todos los hombres reconocerán a Dios como su Creador. La fe ortodoxa cree en un Mesías personal (Mesías significa "ungido" refiriéndose a la práctica de ungir a los reyes con óleo), en un ser humano de gran poder, pero no divino, que será un descendiente del rey David y que será enviado con este fin por Dios. A partir del siglo pasado, la opinión no ortodoxa ha hecho hincapié en la venida de una era mesiánica y ha rechazado la doctrina de un Mesías personal, por cuanto parecería demasiado mágico. La idea fundamental es que Dios intervendrá al final en los asuntos humanos, a fin de llevar a su realización la sociedad perfecta que perseguimos. Observamos que la fe mesiánica considera eventos que se deberán verificar en esta tierra. El Hebraísmo cree que Dios no abandonará para siempre este mundo al caos y que un día la humanidad encontrará su redención completa aquí en la tierra.

 

Inmortalidad del alma

El último principio referente a la resurrección de los muertos ha sido variamente interpretado. En los orígenes, la doctrina de la resurrección se refería a los muertos que resurgen de las tumbas y viven de nuevo aquí en la tierra. Después el Hebraísmo asimiló la doctrina de la inmortalidad del alma. Cuando al fin las dos doctrinas se fundieron, sostuvo que cuando una persona muere, su alma continúa viviendo en otro reino hasta la resurrección, cuando será unida al cuerpo en la tierra.

El Hebraísmo no es una religión salvífica, él ve esta vida como buena en sí misma y no sólo como un medio para adquirir la vida eterna. La vida sería digna de ser vivida también si este mundo fuese la única cosa que el hombre puede esperar de tener.

El Hebraísmo es una religión centralizada en un pueblo, pero no es una religión exclusivista. Ella acepta a los convertidos, aunque también pide pruebas claras de su sinceridad. Aún más, el Hebraísmo no cree que sólo los hebreos puedan salvarse y sostiene que los justos de todos los pueblos participarán en el mundo futuro.

La doctrina de que Israel ha sido escogido para servir a Dios y a toda la humanidad no es una doctrina racista. Quien se convierte al Hebraísmo, cualquiera sea el color de su piel o procedencia, llega a ser un miembro con todos los derechos de la comunidad hebrea.

Festividades y costumbres importantes

Las prácticas hebreas son de dos clases: ceremoniales y éticas. Entre aquellas ceremoniales se encuentran los rituales pintorescos que se desarrollan en las casas y en las sinagogas.

. Sabbath o Shabbath (Sábado): El séptimo día de la semana judía (desde la caída del sol el viernes hasta la caída del sol el sábado) se ve como un día que santifica la semana, y la observación especial de este día es parte esencial de la adoración. Asisten a la sinagoga para la lectura de la Torá y oraciones.

. Yom Kippur: Día de Expiación, una festividad solemne caracterizada por ayuno y autoexamen. Es la culminación de los Diez Días de Penitencia que empiezan con Rosh Hahanah, el año nuevo judío, que cae en septiembre según el calendario seglar judío.

. Sukkot (, derecha): Fiesta de las Cabañas o de la Recolección. Celebra la cosecha y el fin de la parte principal del año agrícola. Se celebra en octubre.

. Hanuká (Hanuca): Fiesta de la Dedicación. Una festividad popular que celebra en diciembre; conmemora la restauración -por los macabeos- de la independencia judía con relación al dominio de Siria y Grecia y la rededicación del templo de Jerusalén en diciembre de 165 a.C. Por lo general se distingue por el hecho de que se encienden velas durante ocho días.

. Purim: Fiesta de las Suertes. Celebrada a fines de febrero o principios de marzo, para conmemorar el que los judíos fueran liberados en Persia, durante el siglo V a.C., de Hamán y su atentado de genocidio.

. Pésaj: Fiesta de la Pascua. Instituida como conmemoración de que Israel fuera liberado del cautiverio en Egipto. Es la mayor y más antigua festividad judía. Se celebra el 14 de Nisán (calendario judío), y por lo general cae a fines de marzo o principios de abril. Cada familia judía se reúne para participar de la cena pascual, o Seder. Durante los siguiente siete días no se consume ninguna levadura. A este período se llama la Fiesta de las Tortas Ácimas (Matzot).

 

Algunas costumbres judías

. . Circuncisión: Para los niños judíos es una ceremonia importante que tiene lugar cuando el bebé cumple ocho días de nacido. Suele llamársele el Pacto de Abrahán, puesto que la circuncisión fue la señal del pacto de Dios con él. Los varones que se convierten al judaísmo también tienen que someterse a la circuncisión.

. Bar Mitzvah (abajo): Otro rito judío esencial, que literalmente significa "hijo del mandamiento", un término que denota que se alcanza la madurez religiosa y jurídica y marca la ocasión en que asumen formalmente esta condición los jóvenes a la edad de trece años más un día.

. Mezuzah (): Por lo general el hogar judío se distingue fácilmente de los demás por la mezuzah, o caja que contiene un rollo, en la jamba derecha de la puerta al entrar uno. En la práctica la mezuzah es un pergamino pequeño en que están inscritas las palabras citadas de Deuteronomio 6,4-9 y 11,13-21. El pergamino está enrollado dentro de una cajita. La caja entonces se fija a cada puerta de toda habitación ocupada.

. Yarmulke (gorro para varones): Para los judíos ortodoxos el cubrirse la cabeza, tanto fuera de la sinagoga como dentro de ella, es señal de lealtad a la tradición judía. El Tanakh no menciona en ningún lugar que sea necesario cubrirse la cabeza durante la adoración, y por eso el Talmud dice que es un asunto opcional de costumbre.

 

Obligaciones del creyente

La descripción más vívida de lo que el Hebraísmo pide a sus seguidores se encuentra en el libro del Deuteronomio (6,4-9):

Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es el único Yavé. Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa como cuando viajes, cuando te acuestes y cuando te levantes, grábatelos en tu mano como una señal y póntelos enla frente para recordarlos, escríbelos en las columnas y en las puertas de tu casa.

Los judíos devotos los escriben en pedazos de pergaminos, los meten en un pequeño recipiente y los fijan en las jambas de la puerta de la casa. Son, las ya enunciadas Mezuzah.

Las observaciones rituales, por más importantes que sean en el ámbito del Hebraísmo, están bien lejos de constituir los elementos principales de la fe hebrea. Al centro del Hebraísmo está una afirmación ética. Esta dice que el hombre puede imitar a Dios practicando la justicia, la rectitud y la santidad, y mostrando compasión hacia los demás. La enseñanza ética hebrea no se limita a tomar en consideración las leyes y las acciones, y da una importancia extrema a la formación del carácter.

El odio del prójimo, la soberbia, la sensualidad, la ira, el desprecio, la envidia y los celos son combatidos, mientras es necesario cultivar, vigorosamente, el espíritu de compasión, la gentileza, la benevolencia, el amor por el prójimo y por el saber.

El conflicto que se desarrolla entre su naturaleza superior y aquella inferior es descrito por los rabinos talmúdicos como un conflicto entre la "inclinación buena" y la "inclinación mala". Cuando hablan de inclinación mala, piensan en las ambiciones humanas y en los instintos del cuerpo. Tales instintos, aunque sean llamados "malos" porque son capaces de inducir al mal, son esenciales en la vida y la enriquecen con su capacidad directiva. Hechas algunas excepciones, el hebraísmo no es una fe ascética, pero sostiene firmemente la necesidad del autocontrol. Su ideal no consiste ni en la negación de la vida, ni en su disfrute, sino en su santificación. Según el Hebraísmo el hombre no debe buscar de vivir como un ermitaño o como un recluso. Debe vivir en sociedad, ayudar constantemente al prójimo, casarse, tener hijos y gozar de la vida como un don precioso de Dios, pero debe estar siempre consciente, también, del llamado a cosas superiores y verse a sí mismo, en la luz maravillosa del sueño de Jacob, como una escalera con los pies sólidamente puestos en la tierra y con la cima situada en el cielo.

Podemos concluir de manera apropiada esta panorámica de la fe hebrea o judía, con una narración talmúdica referente al gran maestro Hillel, que vivió hace dos mil años. Un día un individuo que intentaba convertirse al hebraísmo, fue a buscarlo y le pidió que le enseñara toda la Torá en el tiempo en el cual él hubiera conseguido permanecer de pie, apoyado en una sola pierna. Hillel le contestó: "No hagas a tu prójimo aquello que no quisieras fuese hecho a ti. Esto es toda la Torá. Lo demás es comentario. Anda y aprende!