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Oct 17, 2007
Autoridades del estado de México y del Distrito Federal buscan a Juan Pablo Monroy Pérez, quien mantuvo hace tres años una relación homosexual con el caníbal, José Luis Calva Zepeda.
Luego de declarar por 10 horas el presunto criminal, quien se mantiene internado en el Hospital Xoco, la Fiscalía de Homicidios de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) reveló que reconoció el homicidio de Alejandra Galeana Garabito, pero negó haber asesinado a Verónica Consuelo Martínez Casarrubia y a “La Jarocha”, una sexoservidora de La Merced.
Aceptó ante las autoridades haber freído parte del brazo de Alejandra para dársela a perros callejeros.
Asimismo, las autoridades han logrado saber que Calva Zepeda tiene familiares, entre ellos su madre, quien presuntamente fue amputada de ambas piernas. Tiene además cinco hermanos: Guadalupe, Patricia, Claudia, Elena y Jorge, al parecer un taxista.
“La protege a toda costa, se molesta; no quiere hablar de ella. La madre se rehúsa a venir a declarar; dijo que ella estaba discapacitada”, declaró una fuente cercana a la investigación.
Tras la declaración de Calva Zepeda, la PGJDF decidió devolver a Chimalhuacán, estado de México, el expediente sobre el caso de la muerte hace tres años de Verónica Consuelo Martínez Casarrubia.
En ese entonces, según consta en el expediente, Juan Pablo (el empleado de Farmacias Similares que lo presentó con Verónica) declaró ante el Ministerio Público que tuvo una relación homosexual con José Luis.
Juan Pablo desapareció en 2004. Al parecer, después de declarar discutió y se distanció de Calva Zepeda.
Calva declaró ayer al Ministerio Público que, tras asesinar a Alejandra, “le cortó primero la pierna derecha, a la altura de la rodilla, y después el brazo derecho a la altura del codo, sujetando las extremidades con una cuerda para evitar que saliera bastante sangre. Posteriormente desistió de esta forma y metió el resto del cuerpo al clóset de la recámara. El sábado por la noche pensó que lo mejor era cocer la carne para dársela a los perros y meter las partes desmembradas al refrigerador, según su dicho, para que no se descompusiera y apestara tan rápido”.
Según la declaración ministerial, el viernes 5 de octubre, Alejandra lo visitó en la mañana y discutieron porque él ya no quería continuar la relación. “Ella se molestó y se alteró manoteándolo, motivo por el que la sujetó para controlarla, abrazándola por la espalda, pero por la fuerza que él tiene ella se desvaneció y al tratar de localizar su pulso se percató que estaba sin vida; la recostó en la cama, y después comenzó a pensar la forma en que se desharía del cuerpo iniciando a cortarla en partes para poderla sacar poco a poco”.
El domingo que fue capturado estaba alcoholizado y drogado, por eso no niega categóricamente que haya comido la carne de Alejandra, agregan los documentos.
Sobre la muerte de su otra pareja, Martínez Casarrubia, sólo aceptó haberla conocido en Nezahualcóyotl tres años antes, cuando trabajaba como taxista y “periodista”.
Aceptó que tenían problemas, que la golpeaba y por eso lo dejó, pero regresó a vivir con él. Después lo abandonó de nuevo y no volvió a verla.
En cuanto a “La Jarocha”, cuyo cuerpo apareció descuartizado en abril pasado, negó haberla conocido.